Los antioxidantes previenen o demoran el daño producido por agentes oxidantes sobre nuestro organismo.
Este daño promueve el desarrollo de enfermedades como aterosclerosis, el cáncer, el mal de Alzheimer y el envejecimiento.
Los antioxidantes provienen de la alimentación, en particular de verduras, frutas y de algunas bebidas como el té.
Algunos de ellos son:
Vitamina C: frutas cítricas, kiwi y frutilla, y en verduras como el brócoli y el pimiento.
Vitamina E: aceites vegetales, frutos secos, paltas, cereales y hortalizas grasas
Betacaroteno: espinaca, zanahoria, zapallo, y damascos.
Licopeno: tomates y sandías.
Polifenoles: frutas y verduras, chocolate negro, el té y el vino.